12 sept 2010

PARTICIPACIÓN COMUNITARIA/CIUDADANA ¿REALIDAD O FICCIÓN?. Una toma de conciencia necesaria.

(Ensayo realizado para la clase Pensamiento Social)

Participación Comunitaria es un concepto complejo y altamente polisémico, que contribuye a cambios sociales significativos y que requiere de un costo social importante, del cual se desconoce si efectivamente la sociedad chilena lo asumiría en forma indiscutida. De acuerdo a lo anterior y sin pretensiones partidistas, se expondrán diferentes líneas de pensamiento y a partir de esta información, se reflexionará acerca de la condición participativa del individuo y la contribución gubernamental.

Según Montero (1998), Participación Comunitaria podría definirse como “ actuar conjuntamente, organizadamente, sino también colaborar, en el sentido de aportar (ideas, recursos, materiales) y de comprometerse con el sentido, dirección y finalidad de la acción, a la vez que se obtienen beneficios a partir de los logros colectivos”.

Otra definición ideal del concepto es mencionada por Sánchez, L y González, J.R. (2006):
“En cuanto a la participación comunitaria ésta es concebida como parte de un proceso de información, planificación, realización y evaluación del cual la comunidad es protagonista en cada una de sus fases, detectando sus prioridades y recursos para producir las acciones encaminadas a corregir sus problemas”.

De acuerdo a lo anterior, es posible mencionar que la participación comunitaria "es un afán constante de los gobiernos locales", para el progreso de sus poblaciones, por tanto es recomendable, que la implementación de políticas públicas sean acordes a lo requerido y no a la necesidad instrumental del momento. En nuestro país, hay conciencia que estas prácticas existen, sin embargo ¿Son tan participativas como verdaderamente se espera? ¿La comunidad participa efectivamente? Probablemente sea necesario un cambio de mentalidad colectivo, según señala Armando Campos, en una de sus reflexiones:

“La tarea es en si misma difícil, porque muy frecuentemente tendrá en su contra el peso de la alienación en el imaginario colectivo y las practicas mesiánicas de muchos profesionales" (Campos, 2004).

Existen esperanzas de mejoras en países como Brasil o Argentina, en donde se hacen efectivas las políticas de participación y se construye cooperativamente Estado/comunidad. Sin embargo, en países como el nuestro, en dónde las políticas participativas parecieran no serlo tanto, pues los mecanismos o instrumentos de participación podrían estar asociados a la búsqueda de objetivos determinados, que no necesariamente tienen que ver con el verdadero sentido de participación.

Transparentar los programas y proyectos gubernamentales, facultarían una auténtica participación de la ciudadanía y favorecerían los procesos de implantación de los mismos, como según señala Armando Campos:

"Como toda acción humana orientada por fines de cambio social, la participación demanda ciertas condiciones: factibilidad y viabilidad. Estas condiciones se ubican siempre en las interrelaciones entre determinados actores sociales y su contexto histórico- social y son en consecuencia, inseparables"(Campos, 2004).

Es por ello que se requiere el rol activo del ciudadano, y su organización en torno a la búsqueda de fines comunes. Participación Comunitaria implica un proceso complejo, que requiere de un precepto de educación, que idealmente comience en los primeros años y se valide durante el tiempo, esto permitiría crear una tarea colectiva, que implique un cambio cultural y de mentalidad, donde una cultura apática e indiferente evolucione a una verdadera cultura de participación y democracia.

Los procesos participativos que se instalan sobre problemas definidos o "identificados" por otros despegan radicalmente incompletos, y la única opción para recuperarlos es mediante actividades destinadas a lograr que el sujeto activo se reapropie del sentido del proceso en curso. (Campos, 2004).

Según lo anterior es factible pensar que lo comunitario incluye necesariamente el rol activo del ciudadano, quien se valida como constructor de su propia realidad, sin embargo esta tarea se complejiza al no tomar conciencia respecto de la misma.

Para avanzar en esa línea anticipatoria, es esencial que el desarrollo de las comunidades contenga la superación de ciertas imágenes tan fuertes como engañosas, tales como la "generación espontánea" o inmovilidad de sus propias condiciones de vida. (Campos, 2004).

La búsqueda de calidad de vida, la identidad cultural, el sentido de pertenencia, la convivencia en la comunidad y la participación, entre otros factores, podrían jugar un papel fundamental en el desarrollo o estancamiento de la comunidad. (De Pablos y Sánchez, 2003).

La cooperación del Estado y la implicación activa de la comunidad son necesariamente fundamentales para que las buenas prácticas participativas sean efectivas. Si las políticas gubernamentales transparentan sus procesos de participación y la comunidad coopera activamente, es probable que esa nostálgica definición de Participación Comunitaria, mencionada alguna vez por Maritza Montero, pueda apreciarse finalmente en una verdadera praxis.


REFERENCIAS:
Alfaro, J. (2000). Discusiones en Psicología Comunitaria. Editorial Diego Portales. Santiago. Chile.
Alfaro, J. y Berroeta, H. (2007) Trayectoria de la Psicología Comunitaria en Chile. Editorial Universidad de Valparaíso. Santiago. Chile
Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Editorial Paidós. Buenos Aires. Argentina.
Campos, A. (2004). De Cotidianidades y Utopías. Plaza y Valdés Editores. México
Sánchez, L y González, J.R. (2006). Estilos de Vida y participación Comunitaria. La Calidad de Vida como finalidad. VDP. Soluciones Gráficas. Venezuela.

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