5 dic 2010

EMANCIPACIÓN DE UNA PSICOLOGÍA LATINOAMERICANA. ¿UNA CAUSA POSIBLE?

Un nuevo ensayo presentado para mi clase de Pensamiento social...


“(…) la miseria de la Psicología latinoamericana hunde sus raíces en una historia de dependencia colonial que no coincide con la historia de la colonia iberoamericana, sino con el neocolonialismo del «garrote y la zanahoria» que se nos ha impuesto desde hace un siglo. El «garrotazo cultural» que diariamente reciben nuestros pueblos con frecuencia encuentra en la Psicología un instrumento más entre otros para moldear las mentes y un valioso aliado para tranquilizar conciencias al explicar las indudables ventajas de la zanahoria modernista y tecnológica”.(Martín-Baró,1986)


Martín–Baró sostiene que es necesario crear un tipo de Psicología originaria Latinoamericana, que contribuya a la generación de nuevo conocimiento, tanto teórico como práctico, con la finalidad de facilitar el proceso de liberación de los pueblos, principalmente de los oprimidos y excluidos de las sociedades latinoamericanas, apuntando al abordaje eficaz de las necesidades populares que requieren una pronta atención; a este movimiento se le denominó “Psicología de la Liberación”.

De acuerdo a lo anterior Maritza Montero (2004), contribuye con una definición teórica señalando que,
Esta tendencia responde a un movimiento de las ciencias sociales y humanas que, en América Latina, a fines de los años cincuenta, había comenzado a producir una sociología comprometida, militante, dirigida fundamentalmente a los oprimidos, a los menesterosos, en sociedades donde la desigualdad, en lugar de desaparecer en virtud del desarrollo, se hacía cada vez más extrema. (p.19).

Martín–Baró sostiene que dicha psicología aun se encuentra en proceso de formación y requiere de modelos teóricos solventes que favorezcan el desarrollo de una epistemología que contribuya a una nueva perspectiva y praxis Latinoamericana. Según esto, emergen algunas interrogantes que se asocian a la etiología posible de dicha temática, este autor señala que las posibles razones de esta carencia teórica radican en el mimetismo cientista, la carencia de una epistemología adecuada y el ahistoricismo. Con ello cuestiona la imposibilidad de algunos teóricos latinoamericanos de crear y sostener argumentos que contribuyan al fortalecimiento de una Psicología Latinoamericana sólida. Si bien reconoce la presencia de algunos teóricos relevantes, señala que aun esto, no es suficiente.

Con ello surgen los siguientes cuestionamiento ¿Que tan cercana se encuentra la Psicología Latinoamericana de liberarse de su “opresión teórica importada”?, aludiendo al mimetismo teórico, mencionado por Martín–Baró. ¿Es tan compleja la realidad latinoamericana, que impide ser abordada por modelos teóricos originarios, imposibilitando la “soberanía analítica” de sus intelectuales? ¿Existirá un inconciente colectivo que rememora su historicismo, imposibilitando a los psicólogos latinoamericanos a que se “empoderen” con sus modelos y propuestas teóricas? ¿O será propio de la mocedad continental, que aun se encuentra en proceso de desarrollo y búsqueda de su propia identidad dificultando dicha causa?

Según lo expuesto por Martín–Baró, pareciera ser que la cultura latinoamericana buscara resolver sus carencias teóricas, a partir de modelos foráneos; válido en el caso de contar con bases teóricas demostrable y comprobables que aporten a nuevos saberes, sin embargo, cuestionable por otra parte, pues justamente son estos modelos los que comprenden su aplicabilidad a realidades ajenas a la Latinoamericana.

Probablemente si la Psicología Latinoamericana corroborara su ejercicio intelectual, traduciendo su propia realidad, esto se invertiría, creando modelos ajustables, resueltos a solucionar las propias temáticas latinoamericanas, sin necesidad de recurrir al importe de epistemología foránea, forzadamente ajustada a nuestra realidad.

El bagaje intelectual recibido de otras culturas, contribuye a la conformación significativa de nuevo conocimiento, sin embargo, surgen necesariamente algunas preguntas ¿Cuál es el fundamento de recurrir a ellas? Algunos podrían responder con justificaciones monetarias, mencionando que para ello se requiere del sostenimiento económico que permitan generarlos (falta de recursos económicos para generar conocimiento). Otros, por el contrario, apelarán a la madurez y experiencia de otros contextos, que garantizan buena práctica y ejecución (si el modelo teórico es Europeo, funciona…). Según lo anterior ¿Esto efectivamente se ajustará a la realidad Latinoamericana? O por el contrario, ¿existirá ausencia de valoración por parte de nuestra cultura hacia la posibilidad de crear patrones o lineamientos teóricos que contribuyan efectivamente a mejoras psicosociales para nuestro continente? Como señala Montero (2004) “(…) una hipótesis: no se acostumbra a reconocer, en nuestra parte del continente, la capacidad creativa y sus productos; por lo tanto, se nos etiqueta y nos autoetiquetamos como ateóricos”. (p.23)

Según lo anteriormente expuesto ¿podría validarse como ateórica la Psicología Latinoamericana? Es necesario resaltar que paulatinamente se han ido manifestando, a través del tiempo, personajes que han contribuido a la generación de nuevo conocimiento, tal es el caso de Maritza Montero, Ignacio Martín–Baró, Paulo Freire, Enrique Pichon Rivière, entre otros, pero ¿que sucede con los intelectuales anónimos que muestran tímidamente su quehacer, esperando la aprobación del “gran hermano” o eminencias foráneas, para validarse como gestores de modelos teóricos latinoamericanos?

Existe una ardua tarea por delante, quizá la experiencia y maduración en el tiempo contribuirá a que efectivamente los discursos de la Psicología Latinoamericana se transformen. ¿Que sentido tiene reclamar concientización de la psicología hacia el oprimido, si efectivamente la Psicología Latinoamericana se oprime en la contribución de nuevo conocimiento? Esta singularidad requiere resolverse, pues el psicólogo agente de cambio busca favorecer la resolución de problemáticas, sin embargo existiendo esta paradoja, el transito a la resolución de las mismas, continuará en un tardío proceso.

Martín–Baró señala que la psicología demanda una pronta recuperación de la memoria histórica, ya que mediante este proceso será posible rescatar el sentido de identidad y esperanza necesarios para contribuir al quehacer teórico latinoamericano, también sostiene, que la desideologización de las experiencias cotidianas y potenciar las virtudes del pueblo Latinoamericano, contribuirán al primer paso hacia la creación e implementación de modelos ajustados a nuestra propia realidad latinoamericana, fortaleciendo el abordaje de problemáticas a partir de modelos teóricos nativos.

Según lo anterior Montero (2004), sostiene que,
Por eso, se considera que la liberación, en la psicología comunitaria, se inicia "en ese acto de reconocimiento de la libertad del otro, que deja de ser un sujeto 'sujetado' para ocupar un sitio de igualdad, como actor social fundamental, propietario de habilidades y conocimientos específicos, de una índole diferente" (Montero, 2000a: 11). (p.61).

Aun considerando que existen mejoras y aportes teóricos latinoamericanos, pareciera no ser suficiente. Se requiere de gestores intelectuales que modelen teóricamente a partir de sus propias realidades, esto contribuiría ciertamente a mejoras innegables. Si bien los modelos extranjeros, constatan efectividad, siempre es necesario considerar que su factibilidad no necesariamente implica viabilidad en nuestra propia realidad latinoamericana.

REFERENCIAS
• Martín–Baró, I. (1986). Hacia una Psicología de la Liberación. Boletín de Psicología, N° 22, 219-231.
• Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo,conceptos y procesos. Editorial Paidós. Buenos Aires. Argentina.

17 oct 2010

PERSPECTIVAS DE COMUNIDAD

Ensayo presentado en clases...

Como muchas de las palabras clave en el campo de lo social, "comunidad"

es un término polisémico, complejo y confuso. (Montero, 2004)

En este ensayo se abordarán temáticas asociadas al término comunidad y que entienden personas comunes y corrientes respecto a dicho concepto. Se propone recoger diversas opiniones y lograr detectar concordancias o diferencias respecto del término. Para obtener esta información se entrevistaron a 5 personas; diferentes en cuanto a género, posición social, ideología política, generación y religión. Los entrevistados respondieron a 10 preguntas, que permiten comprender cada una de las visiones respecto del tema, algunas de estas preguntas eran ¿Que entiendes por comunidad?, ¿Perteneces a algún tipo de comunidad?, ¿Qué elementos podrían tener en común, las personas que participan de una comunidad?, ¿Consideras se ha perdido el sentido de comunidad hoy en día?,¿la comunidad invalida a las personas como individuo o por el contrario, lo potencian?.

Informático, de 30 años de edad menciona sentirse partícipe de muchas comunidades: Exalumnos Maristas, la Comunidad de Chile, alumnos de la Universidad de Valparaíso, Comunidad del edificio en el que vive, la Comunidad Aragonesa y Compañeros del trabajo. Los elementos que pueden tener en común las personas, según menciona, pueden ser muy heterogéneos y las personas pueden hacer comunidad de diversas formas, reuniéndose física o virtualmente. Sostiene que en algunos casos la comunidad invalida al individuo – sectas - y en otros la potencian - mujeres golpeadas que se reúnen con pares y se encuentran en una misma situación-. Según el, algunas comunidades aparecen (tribus urbanas) otras desaparecen (Onas) y no necesariamente requieren de espacio físico.

Hare Krishna de 22 años, sostiene: “una comunidad es una gran orquesta, en donde todos funcionan sincronizadamente en torno a Dios”. Dice pertenecer a la familia Vaisnava, que sirven a Krishna (Dios) y concuerda con sus pares respecto a la ausencia de la búsqueda del placer sensorial, el sacrificio por los demás y el servicio al otro. Afirma que durante años el sentido de comunidad ha permanecido, pueden cambiar los participantes, pero siempre se conserva el mismo espíritu Vaisnava. Según él, la comunidad potencia al individuo, ya que permite aprender lecciones de vida que difícilmente se pueden adquirir estando sólo. Manifiesta que necesariamente la comunidad requiere de un espacio físico; el tener un templo carente de opulencias, con deidades, que invite a compartir y orar. Siempre transmite el sentido de pertenencia de su comunidad a los más cercanos, sin embargo afirma, que lo realiza moderadamente para no incomodar o herir susceptibilidades.

Administrador de Empresas de 40 años, considera pertenecer a una comunidad católica Parroquial “San Juan Bosco”, que dedica sus actividades a la evangelización de la comunidad y a la vez forma parte de un grupo de Kárate. Establece comparación entre la comunidad Parroquial y su grupo de Kárate, mencionando que en la comunidad religiosa se moviliza la Fe y el amor al prójimo, y en el grupo de Kárate surgen otro tipo de intereses, como, según señala: “quien pega más fuerte o quien gana más torneos”. Explica que las comunidades requieren organizarse para llegar a un fin favorable. Si no existe jerarquía en ellas, se tiende al desorden y descontrol. Las comunidades son estables en el tiempo, se pueden producir cambios, pero estos no son profundos. Es necesario un espacio físico en donde la comunidad se pueda reunir, desarrollar y establecer interrelaciones. Según sostiene: “el sentido de pertenencia es el que da cierta identidad a la Comunidad Parroquial”.

Trabajadora de una empresa de mantención de aseo Industrial, 63 años. Entiende el concepto a partir de sindicatos o juntas de vecinos que toman fuerza a medida que avanza en el tiempo. Para María hacer comunidad implica trabajar por el bien común. Participa de un comité que intenta conseguir agua potable para unos terrenos vecinales. Según menciona no se ha perdido el sentido de comunidad, permanece vigente, aunque ha cambiado. Menciona; “Antes los vecinos se organizaban, hacían fiestas, se reunían con amigos, hoy las personas se reúnen menos”. Señala que es necesaria la organización en las comunidades, tiene que haber una jerarquía, pues cuando no existe estructura, nada funciona. La comunidad, según ella, no requiere de espacio físico, ya es posible hacer comunidad reuniéndote en una plaza. Siempre transmite el sentido de pertenencia de las “comunidades” a las cuales pertenece, principalmente a sus más cercanos.

Artista y arquitecto de 32 años. Pertenece a un grupo de dibujantes de Historietas, que podría denominarlo, según él, “comunidad de dibujantes”, también sostiene que la familia podría conformar una especie de comunidad, pero la particularidad que tiene, es que no es elegida, sino innata. Menciona: “Existen dos tipos de comunidades la Comunidad Heredada, que no es elegida y la Comunidad Evolucionada, que uno puede elegir”. Las comunidades pueden tener diversos elementos en común, estos pueden ser de tipo étnico, nacional, gremios de artistas o artesanos, de labor social, etc. Relata que “Hacer comunidad implica que debe de haber un grado de interacción mínimo y una frecuencia de interacción mínima”. Según menciona la comunidad puede invalidar o potenciar al individuo, depende del grado de madurez de las personas. Las comunidades cambian constantemente, algunas pueden desaparecer por falta de entusiasmo de los participantes o por otros tipos de factores. Idealmente requieren de un espacio físico para prolongar su existencia y del contacto cara a cara, esto permite que la comunidad prospere. Las comunidades virtuales que alcanzan algún grado de evolución, tenderán a la reunión física de sus participantes. Si se pertenece a 10 comunidades virtuales, probablemente aquella comunidad más importante, será donde se genere el contacto físico presencial. Transmite el sentido de pertenencia a los amigos, familia y cercanos.

Los relatos anteriores permiten pensar que los individuos coinciden en su definición respecto de lo que es comunidad, destacando principalmente la prevalencia grupal por sobre lo individual. El sustento semántico que moviliza a esta comunidad “imaginada” se traduce a fines o intereses comunes que facultan la posibilidad de interacción social.

El fundamento discursivo puede variar significativamente, sin embargo el sentido común, faculta entender que efectivamente existe una idea respecto a que implicaría dicho término. Todos los entrevistados, de alguna u otra forma se consideran partícipes de alguna comunidad, sin embargo existen diferencias conceptuales respecto a si comunidad podría corresponder al hecho de vivir en un país, como por ejemplo “La gran comunidad de Chile” o a si efectivamente la familia, amigos o cercanos constituyen parte de una comunidad.

De acuerdo a las diversas visiones recogidas en terreno, la idea de comunidad constituye un grupo que concuerda con el alcanzar metas comunes, compartir intereses o mantener un cierto grado de afinidad, sin embargo, las diferencias se pueden rescatar, en la medida que varían los perfiles de los entrevistados. Si bien un Hare Krishna, entiende por comunidad como una gran orquesta, en donde todos funcionan sincronizadamente en torno a Dios, un informático puede sostener que el sentido de comunidad es factible de efectuarse virtualmente.

Un punto importante de discusión radica en que si efectivamente aquella comunidad “heredada”, que viene en el individuo desde que nace, tiene punto de comparación con aquella comunidad que se podría denominar “evolucionada” que tiene que ver con el sentido de elección de la persona.

Las diferencias fundamentales se generan al momento de cuestionar si efectivamente una comunidad potencia o no al individuo, en algunos casos, los entrevistados sostienen que efectivamente el hecho de pertenecer a alguna comunidad implica ciertos beneficios, pero en otros, por el contrario se cuestiona a las comunidades, pues según mencionaba un entrevistado, podrían “apagar” al individuo, direccionando su vida y perdiendo el sentido de la misma, sin embargo esto tiene que ver principalmente con grupos sectarios o totalitarios, que podrían identificarse como el lado “oscuro” de las comunidades.

Respecto de la evolución o estabilidad de las comunidades, los entrevistados señalan que efectivamente, en algunos casos las comunidades aparecen, como por ejemplo las tribus urbanas y en otros desaparecen, como los Onas. Particularmente la prevalencia de las comunidades en el tiempo, tiene que ver principalmente con el interés de los participantes o el sentido religioso, ya que si bien pueden cambiar los líderes, la esencia primordial de la comunidad se mantiene.

Los referentes teóricos se hacen evidentes al recoger las experiencias del ciudadano común, surgiendo diversas definiciones, que sin duda, enriquecen el concepto o término polisémico, del cual hace referencia Maritza Montero, que se vivencia tangiblemente en la realidad misma.

Según menciona Jaime Alfaro, esta prevalencia a la diversidad respecto del término comunidad, se posibilita considerablemente según la persona entrevistada, concordando con lo mencionado en su libro Trayectoria de la psicología comunitaria en Chile/ Prácticas y Conceptos, donde sostiene que “Las nociones de comunidad como un emergente psicosocial, relativo a la ideas de sentidos de convivencia, pertenencia y dinámica demográfica.” (Alfaro, 2007)

Por otra parte Maritza Montero señala que
“Lo que permite definirla es la identidad social y el sentido de comunidad que construyen sus miembros y la historia social que igualmente se va construyendo en ese proceso, que trasciende las fronteras interactivas de la comunidad y le otorga a veces un nombre y un lugar en los sistemas de nomenclatura oficial e informales de la sociedad”. (Montero, 2004, p.95)

Cabe señalar que las personas entrevistada que pertenecían a una comunidad de carácter religioso (comunidad parroquial y Krishna) atribuían que efectivamente una comunidad siempre perdura en el tiempo, manteniendo su identidad, contrastando esto con los entrevistados que no mantenían compromisos religiosos, o si los mantenían no los consideraban fundamentales para la entrevista, quienes atribuían que la permanencia en el tiempo de una comunidad, radicaba en el entusiasmo de los participantes y que las comunidades efectivamente cambian, evolucionan y se transforman.

El sentido de comunidad parece ser muy amplio y los diferentes puntos de vistas que contextualizan al concepto, hacen pensar que efectivamente el término podría tener muchas definiciones sesgadas por la experiencia individual. Cada vez que se pregunta a un individuo respecto a que entiende por comunidad, entrega un discurso vivencial acerca de su propia experiencia. Algunos probablemente, recurran al término implantado en la memoria colectiva, otros, buscarán en los recuerdos de la infancia, alguna actividad religiosa o social que perduró durante algún tiempo, sin embargo lo rescatable de todo esto, es que evidentemente el sentido de comunidad permanece vigente, quizás hoy más que nunca, sólo que ahora se presenta en nuevas formas evolutivas, que en tiempos de antaño eran difíciles de pensar.

REFERENCIAS
Alfaro, J. (2000). Discusiones en Psicología Comunitaria. Editorial Diego Portales. Santiago. Chile.
Alfaro, J. y Berroeta, H. (2007) Trayectoria de la Psicología Comunitaria en Chile. Editorial Universidad de Valparaíso. Santiago. Chile
Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Editorial Paidós. Buenos Aires. Argentina.

12 sept 2010

PARTICIPACIÓN COMUNITARIA/CIUDADANA ¿REALIDAD O FICCIÓN?. Una toma de conciencia necesaria.

(Ensayo realizado para la clase Pensamiento Social)

Participación Comunitaria es un concepto complejo y altamente polisémico, que contribuye a cambios sociales significativos y que requiere de un costo social importante, del cual se desconoce si efectivamente la sociedad chilena lo asumiría en forma indiscutida. De acuerdo a lo anterior y sin pretensiones partidistas, se expondrán diferentes líneas de pensamiento y a partir de esta información, se reflexionará acerca de la condición participativa del individuo y la contribución gubernamental.

Según Montero (1998), Participación Comunitaria podría definirse como “ actuar conjuntamente, organizadamente, sino también colaborar, en el sentido de aportar (ideas, recursos, materiales) y de comprometerse con el sentido, dirección y finalidad de la acción, a la vez que se obtienen beneficios a partir de los logros colectivos”.

Otra definición ideal del concepto es mencionada por Sánchez, L y González, J.R. (2006):
“En cuanto a la participación comunitaria ésta es concebida como parte de un proceso de información, planificación, realización y evaluación del cual la comunidad es protagonista en cada una de sus fases, detectando sus prioridades y recursos para producir las acciones encaminadas a corregir sus problemas”.

De acuerdo a lo anterior, es posible mencionar que la participación comunitaria "es un afán constante de los gobiernos locales", para el progreso de sus poblaciones, por tanto es recomendable, que la implementación de políticas públicas sean acordes a lo requerido y no a la necesidad instrumental del momento. En nuestro país, hay conciencia que estas prácticas existen, sin embargo ¿Son tan participativas como verdaderamente se espera? ¿La comunidad participa efectivamente? Probablemente sea necesario un cambio de mentalidad colectivo, según señala Armando Campos, en una de sus reflexiones:

“La tarea es en si misma difícil, porque muy frecuentemente tendrá en su contra el peso de la alienación en el imaginario colectivo y las practicas mesiánicas de muchos profesionales" (Campos, 2004).

Existen esperanzas de mejoras en países como Brasil o Argentina, en donde se hacen efectivas las políticas de participación y se construye cooperativamente Estado/comunidad. Sin embargo, en países como el nuestro, en dónde las políticas participativas parecieran no serlo tanto, pues los mecanismos o instrumentos de participación podrían estar asociados a la búsqueda de objetivos determinados, que no necesariamente tienen que ver con el verdadero sentido de participación.

Transparentar los programas y proyectos gubernamentales, facultarían una auténtica participación de la ciudadanía y favorecerían los procesos de implantación de los mismos, como según señala Armando Campos:

"Como toda acción humana orientada por fines de cambio social, la participación demanda ciertas condiciones: factibilidad y viabilidad. Estas condiciones se ubican siempre en las interrelaciones entre determinados actores sociales y su contexto histórico- social y son en consecuencia, inseparables"(Campos, 2004).

Es por ello que se requiere el rol activo del ciudadano, y su organización en torno a la búsqueda de fines comunes. Participación Comunitaria implica un proceso complejo, que requiere de un precepto de educación, que idealmente comience en los primeros años y se valide durante el tiempo, esto permitiría crear una tarea colectiva, que implique un cambio cultural y de mentalidad, donde una cultura apática e indiferente evolucione a una verdadera cultura de participación y democracia.

Los procesos participativos que se instalan sobre problemas definidos o "identificados" por otros despegan radicalmente incompletos, y la única opción para recuperarlos es mediante actividades destinadas a lograr que el sujeto activo se reapropie del sentido del proceso en curso. (Campos, 2004).

Según lo anterior es factible pensar que lo comunitario incluye necesariamente el rol activo del ciudadano, quien se valida como constructor de su propia realidad, sin embargo esta tarea se complejiza al no tomar conciencia respecto de la misma.

Para avanzar en esa línea anticipatoria, es esencial que el desarrollo de las comunidades contenga la superación de ciertas imágenes tan fuertes como engañosas, tales como la "generación espontánea" o inmovilidad de sus propias condiciones de vida. (Campos, 2004).

La búsqueda de calidad de vida, la identidad cultural, el sentido de pertenencia, la convivencia en la comunidad y la participación, entre otros factores, podrían jugar un papel fundamental en el desarrollo o estancamiento de la comunidad. (De Pablos y Sánchez, 2003).

La cooperación del Estado y la implicación activa de la comunidad son necesariamente fundamentales para que las buenas prácticas participativas sean efectivas. Si las políticas gubernamentales transparentan sus procesos de participación y la comunidad coopera activamente, es probable que esa nostálgica definición de Participación Comunitaria, mencionada alguna vez por Maritza Montero, pueda apreciarse finalmente en una verdadera praxis.


REFERENCIAS:
Alfaro, J. (2000). Discusiones en Psicología Comunitaria. Editorial Diego Portales. Santiago. Chile.
Alfaro, J. y Berroeta, H. (2007) Trayectoria de la Psicología Comunitaria en Chile. Editorial Universidad de Valparaíso. Santiago. Chile
Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo, conceptos y procesos. Editorial Paidós. Buenos Aires. Argentina.
Campos, A. (2004). De Cotidianidades y Utopías. Plaza y Valdés Editores. México
Sánchez, L y González, J.R. (2006). Estilos de Vida y participación Comunitaria. La Calidad de Vida como finalidad. VDP. Soluciones Gráficas. Venezuela.

27 ago 2008

Hacernos cargo...

(Esta frase, es una de mis frases favoritas, la aprendí en una clases de Psicología y ya forma parte de mi ser...)

La vida viene como uno menos lo espera, hay veces en que nos sentimos afectados por situaciones incontrolables, que intervienen en nuestros estados de ánimo, nos sentimos decepcionados, tristes, corroídos por la ansiedad o depresivos, no obstante siempre hay una salida, siempre...

Muchas veces me he encontrado con seres humanos que lamentan su situación, su "miserable vida", es el típico pensar "...por que a mi?...", no obstante creo que esa actitud, que probablemente sea ocasionada por factores ambientales, sociales o biológicos, puede ser manejada con la ayuda del entorno familiar, social, un buen especialista o medicamentos que permitan estabilizar al individuo, para que posteriormente, mediante ayuda terapéutica pueda ser orientado a solucionar sus conflictos...las situaciones son mejorables, es "sólo una cuestión de actitud" (como canta Fito Páez)...si tenemos disposición, si preparamos y condicionamos nuestro encéfalo de tal forma que generemos las condiciones para controlar nuestras emociones, las cosas mejorarán...

Hace unos días terminé de leer "De fantasmas y Demonios" (interesantes libro), en él mencionaban la temática de la influencia de nuestro encéfalo y su funcionamiento en enfermedades psicosomáticas...¡Todo es el cerebro!...increíble!, pero pareciera ser cierto...recuerdo el caso que se mencionaba respecto a la artritis reumatoidea en mujeres dueñas de casa, y como esta enfermedad se gatillaba al momento de que las mujeres inconcientemente comenzaban a generar una sustancia que intervenía en la producción de esta enfermedad...según el libro la indisposición inconsciente, de tener que realizar dicha actividad ocasionaba una reacción corporal que gatillaba la producción de dicha sustancia, por tanto las mujeres se enfermaban de artritis...aun quedan estudios por realizar, sin embargo creo que los científicos cada vez se acercan más a la verdad y no creo que estén equivocados al respecto...Que quiero decir con ello, varias cosas: inicialmente que nuestros pensamientos pueden influir en nuestra biología, punto dos si tenemos pensamientos positivos, estos no sólo influirán en nuestra biología sino también en nuestra conducta y actitud para enfrentar la vida, y punto tres, tener una actitud negativa de rebeldía frente a la vida sólo nos enferma y ocasiona desajustes biológicos y emocionales.
La vida a veces se complica, eso es cierto, no obstante pienso que entre hacernos cargo de la vida de manera negativa o enfermiza, a hacernos cargo con actitud positiva, obviamente tiene sus ventajas, eso es indiscutible...