5 dic 2010

EMANCIPACIÓN DE UNA PSICOLOGÍA LATINOAMERICANA. ¿UNA CAUSA POSIBLE?

Un nuevo ensayo presentado para mi clase de Pensamiento social...


“(…) la miseria de la Psicología latinoamericana hunde sus raíces en una historia de dependencia colonial que no coincide con la historia de la colonia iberoamericana, sino con el neocolonialismo del «garrote y la zanahoria» que se nos ha impuesto desde hace un siglo. El «garrotazo cultural» que diariamente reciben nuestros pueblos con frecuencia encuentra en la Psicología un instrumento más entre otros para moldear las mentes y un valioso aliado para tranquilizar conciencias al explicar las indudables ventajas de la zanahoria modernista y tecnológica”.(Martín-Baró,1986)


Martín–Baró sostiene que es necesario crear un tipo de Psicología originaria Latinoamericana, que contribuya a la generación de nuevo conocimiento, tanto teórico como práctico, con la finalidad de facilitar el proceso de liberación de los pueblos, principalmente de los oprimidos y excluidos de las sociedades latinoamericanas, apuntando al abordaje eficaz de las necesidades populares que requieren una pronta atención; a este movimiento se le denominó “Psicología de la Liberación”.

De acuerdo a lo anterior Maritza Montero (2004), contribuye con una definición teórica señalando que,
Esta tendencia responde a un movimiento de las ciencias sociales y humanas que, en América Latina, a fines de los años cincuenta, había comenzado a producir una sociología comprometida, militante, dirigida fundamentalmente a los oprimidos, a los menesterosos, en sociedades donde la desigualdad, en lugar de desaparecer en virtud del desarrollo, se hacía cada vez más extrema. (p.19).

Martín–Baró sostiene que dicha psicología aun se encuentra en proceso de formación y requiere de modelos teóricos solventes que favorezcan el desarrollo de una epistemología que contribuya a una nueva perspectiva y praxis Latinoamericana. Según esto, emergen algunas interrogantes que se asocian a la etiología posible de dicha temática, este autor señala que las posibles razones de esta carencia teórica radican en el mimetismo cientista, la carencia de una epistemología adecuada y el ahistoricismo. Con ello cuestiona la imposibilidad de algunos teóricos latinoamericanos de crear y sostener argumentos que contribuyan al fortalecimiento de una Psicología Latinoamericana sólida. Si bien reconoce la presencia de algunos teóricos relevantes, señala que aun esto, no es suficiente.

Con ello surgen los siguientes cuestionamiento ¿Que tan cercana se encuentra la Psicología Latinoamericana de liberarse de su “opresión teórica importada”?, aludiendo al mimetismo teórico, mencionado por Martín–Baró. ¿Es tan compleja la realidad latinoamericana, que impide ser abordada por modelos teóricos originarios, imposibilitando la “soberanía analítica” de sus intelectuales? ¿Existirá un inconciente colectivo que rememora su historicismo, imposibilitando a los psicólogos latinoamericanos a que se “empoderen” con sus modelos y propuestas teóricas? ¿O será propio de la mocedad continental, que aun se encuentra en proceso de desarrollo y búsqueda de su propia identidad dificultando dicha causa?

Según lo expuesto por Martín–Baró, pareciera ser que la cultura latinoamericana buscara resolver sus carencias teóricas, a partir de modelos foráneos; válido en el caso de contar con bases teóricas demostrable y comprobables que aporten a nuevos saberes, sin embargo, cuestionable por otra parte, pues justamente son estos modelos los que comprenden su aplicabilidad a realidades ajenas a la Latinoamericana.

Probablemente si la Psicología Latinoamericana corroborara su ejercicio intelectual, traduciendo su propia realidad, esto se invertiría, creando modelos ajustables, resueltos a solucionar las propias temáticas latinoamericanas, sin necesidad de recurrir al importe de epistemología foránea, forzadamente ajustada a nuestra realidad.

El bagaje intelectual recibido de otras culturas, contribuye a la conformación significativa de nuevo conocimiento, sin embargo, surgen necesariamente algunas preguntas ¿Cuál es el fundamento de recurrir a ellas? Algunos podrían responder con justificaciones monetarias, mencionando que para ello se requiere del sostenimiento económico que permitan generarlos (falta de recursos económicos para generar conocimiento). Otros, por el contrario, apelarán a la madurez y experiencia de otros contextos, que garantizan buena práctica y ejecución (si el modelo teórico es Europeo, funciona…). Según lo anterior ¿Esto efectivamente se ajustará a la realidad Latinoamericana? O por el contrario, ¿existirá ausencia de valoración por parte de nuestra cultura hacia la posibilidad de crear patrones o lineamientos teóricos que contribuyan efectivamente a mejoras psicosociales para nuestro continente? Como señala Montero (2004) “(…) una hipótesis: no se acostumbra a reconocer, en nuestra parte del continente, la capacidad creativa y sus productos; por lo tanto, se nos etiqueta y nos autoetiquetamos como ateóricos”. (p.23)

Según lo anteriormente expuesto ¿podría validarse como ateórica la Psicología Latinoamericana? Es necesario resaltar que paulatinamente se han ido manifestando, a través del tiempo, personajes que han contribuido a la generación de nuevo conocimiento, tal es el caso de Maritza Montero, Ignacio Martín–Baró, Paulo Freire, Enrique Pichon Rivière, entre otros, pero ¿que sucede con los intelectuales anónimos que muestran tímidamente su quehacer, esperando la aprobación del “gran hermano” o eminencias foráneas, para validarse como gestores de modelos teóricos latinoamericanos?

Existe una ardua tarea por delante, quizá la experiencia y maduración en el tiempo contribuirá a que efectivamente los discursos de la Psicología Latinoamericana se transformen. ¿Que sentido tiene reclamar concientización de la psicología hacia el oprimido, si efectivamente la Psicología Latinoamericana se oprime en la contribución de nuevo conocimiento? Esta singularidad requiere resolverse, pues el psicólogo agente de cambio busca favorecer la resolución de problemáticas, sin embargo existiendo esta paradoja, el transito a la resolución de las mismas, continuará en un tardío proceso.

Martín–Baró señala que la psicología demanda una pronta recuperación de la memoria histórica, ya que mediante este proceso será posible rescatar el sentido de identidad y esperanza necesarios para contribuir al quehacer teórico latinoamericano, también sostiene, que la desideologización de las experiencias cotidianas y potenciar las virtudes del pueblo Latinoamericano, contribuirán al primer paso hacia la creación e implementación de modelos ajustados a nuestra propia realidad latinoamericana, fortaleciendo el abordaje de problemáticas a partir de modelos teóricos nativos.

Según lo anterior Montero (2004), sostiene que,
Por eso, se considera que la liberación, en la psicología comunitaria, se inicia "en ese acto de reconocimiento de la libertad del otro, que deja de ser un sujeto 'sujetado' para ocupar un sitio de igualdad, como actor social fundamental, propietario de habilidades y conocimientos específicos, de una índole diferente" (Montero, 2000a: 11). (p.61).

Aun considerando que existen mejoras y aportes teóricos latinoamericanos, pareciera no ser suficiente. Se requiere de gestores intelectuales que modelen teóricamente a partir de sus propias realidades, esto contribuiría ciertamente a mejoras innegables. Si bien los modelos extranjeros, constatan efectividad, siempre es necesario considerar que su factibilidad no necesariamente implica viabilidad en nuestra propia realidad latinoamericana.

REFERENCIAS
• Martín–Baró, I. (1986). Hacia una Psicología de la Liberación. Boletín de Psicología, N° 22, 219-231.
• Montero, M. (2004). Introducción a la psicología comunitaria. Desarrollo,conceptos y procesos. Editorial Paidós. Buenos Aires. Argentina.